Growlers

Growlers, una tendencia en alza en la ciudad de Buenos Aires

La moda de los growlers está instalada desde hace algunos años en el país, pero en los dos últimos años pareció cobrar más fuerza. Lejos parece haber quedado la novedad cuando Antares, uno de los pioneros en este tema, presentó su botellón en octubre de 2013 —hace ya más de cuatro años—, que inicialmente estaba disponible sólo en su fábrica de Mar del Plata, donde hacía muy poco había inaugurado su Bar de la Fábrica.

Se trata de una modalidad muy particular, bajo la cual el consumidor compra el botellón y puede recargarlo en cualquier establecimiento, aunque también debe preocuparse por su limpieza, dado que la higiene del envase es fundamental para que la cerveza no se contamine y pierda su sabor. La particularidad de este modo de venta y consumo de cerveza ha despertado inquietud en varias ciudades del país, que han intentado poner un marco para regular la venta y recarga de cerveza con growlers. Ejemplos de ello son las ciudades de Mar del Plata, Bariloche, y más recientemente Mendoza.

Con todo, la costumbre del growler sigue creciendo en popularidad en todo el país, y Buenos Aires no es la excepción. En los últimos meses muchos bares y pubs de cerveza artesanal han adoptado el growler como alternativa para la venta —como Buller, por ejemplo— y también han comenzado a surgir con fuerza las estaciones o punto de recarga, establecimientos donde sólo se despacha cerveza en este tipo de envases.

Es que una de las ventajas que supone el growler es que permite llevar fuera del bar cervezas tiradas que de otro modo quizá no podrían disfrutarse en otro ámbito, ya que son relativamente escasas las que pueden encontrarse en botellas, latas u otros formatos envasados. “Es una forma distinta de llegar al consumidor final, al que no va al bar y que no consigue una cerveza artesanal fresca directa de fábrica para consumir en su casa”, explica Matías Ryan, responsable de marketing de The Mula, que tiene un centro de recargas en el barrio de Colegiales.

En Buller también vieron la oportunidad de mercado del growler. “Es una forma diferente, para que las personas puedan disfrutar de nuestra cerveza en otro lugar que no sea necesariamente el local”, dice Adrián Merino, dueño de Buller Brewing Company.

Comercialmente, el botellón presenta también otras ventajas. Merino resalta que “al tener mucha gente en el local, este tipo de ventas nos favorece, ya que son clientes que no ocupan lugares”.

Nicolás Wolowelski, socio de Tetuán Brasero Marroquí, también remarca que el growler “genera visibilidad de la marca fuera del local. La gente los compra, ya sea por la cerveza o porque es un objeto que está bueno, es llamativo y lo lleva a sus casas. Es una buena forma de llevar la marca al hogar. La gente se los lleva a la casa porque es un objeto lindo, decorativo y por supuesto, les gusta poder llevar cerveza artesanal a sus casas”.

Evolución

Manuel Miragaya, socio de Growlers, cuenta que notaron “un cambio significativo en el uso de los growlers desde nuestra apertura, un año atrás, al día de hoy. Cada vez el público va incorporando nuevas situaciones en las que disfrutar un growler, y además el surgimiento de nuevos envases de botellones permite adaptarse a ese consumo también”. Es que actualmente, además del tradicional botellón de 2 litros —1,9 litros en su mayoría, en rigor de verdad— existen botellones de 1 litro y muchos puntos de venta también complementan con envases descartables de 0,5 litros y otras capacidades también, generalmente más económicos.

El precio de un growler de dos litros puede ir desde los $140 hasta los $220, y las recargas —también por dos litros— van desde los $200 hasta los $250, aproximadamente, de acuerdo con las fuentes consultadas.

Perfil del consumidor de growlers

En todos los casos, señalan que el público consumidor de growlers es en su mayoría gente joven, de entre 25 y 35 años. Por lo general se trata de clientes del establecimiento, o aficionados a la cerveza artesanal, que quieren llevar la experiencia a su casa, o a compartir con amigos o en reuniones.

Quienes ya tienen su botellón suelen recargar de 1 a 2 veces por semana, en parte por el corto tiempo de conservación de la cerveza en este formato.

Con este trasfondo, los botellones se encuentran a la orden del día. The Mula, que desembarcó en octubre en el barrio de Colegiales, lleva vendidos unos 500 growlers desde la apertura. En Buller, que empezó a recargar growlers en abril pasado en su local de Recoleta, destacan que desde su mostrador salen 50 nuevos envases por semana. Growlers, por su parte, lleva vendidos unos 1.000 botellones, pero remarca que esta modalidad “no tiene una representatividad alta con respecto a la venta de pintas en el local, lo cual es realmente nuestro fuerte”. En Tetuán Brasero Marroquí, en tanto, han vendido 250 envases en el último semestre.

Perspectivas

A pesar de que todos los comercios consultados remarcaron que nunca han tenido inconvenientes con los growlers, lo cierto es que el formato tiene algunas limitaciones, especialmente en lo que respecta a la conservación de la cerveza, que se estima en alrededor de 5 días, y en cuanto a la limpieza, que es determinante para preservar la calidad de la bebida.

Pero también pueden existir desventajas del otro lado de la barra. La recarga es manual y lenta usando las mismas canillas, y son en general más difíciles de servir que una pinta. “Las recargas de botellones atrasan el servicio” de pintas, dice Merino, de Buller.

Con todo, se trata de un formato que está en pleno auge ahora mismo, coinciden todos, aunque no existe mucha seguridad de lo que pueda ocurrir en el mediano plazo. Atendiendo a lo sucedido en otros mercados, es posible que los growlers pierdan un poco de fuerza, fundamentalmente con la aparición de nuevos formatos.

“Creemos que estamos en auge, y en lo inmediato creemos que es un formato que tiene mucho potencial”, dice Ryan, de The Mula. Para Miragaya, de Growlers, el apogeo tiene que ver con el que vive la cerveza artesanal como producto cuidado. “considero importantísimo que más allá del auge de la recarga de growlers, no se pierda de vista que el valor diferencial está en el producto. Por mi experiencia hasta el momento, las cervecerías artesanales (bares) presentan opciones de mucho mejor calidad a nivel producto que los puntos de recarga, si bien en estos growlerstation muchas veces se cuenta con sistema de canilla contrapresión lo cual permite un producto más prolijo de cierta manera, las bebidas de mejor calidad se encuentran en los bares. El growler es un excelente formato para disfrutar de una cerveza artesanal tirada de calidad en cualquier situación”.

Desde Tetuán, Wolowelski también considera que el growler está acompañando el florecimiento de la cerveza artesanal, aunque cree que “en un futuro va a caer un poco, no creo que se mantenga con el vigor que esta hoy. Va a permanecer porque está bueno, pero no con la fuerza que tiene hoy”. Por su lado, Merino, de Buller, llama a considerar las nuevas tendencias. “El mercado se renueva rápidamente y ya hay formatos nuevos que los están reemplazando, cómo por ejemplo el crowler”.


Direcciones

Buller Brewing Company
Junín 1747, Recoleta
Horario: 12:00 – 02:00
Growlers y pintas de marcas propia y de terceros.

Tetuán Brasero Marroquí
Ravignani 1780, Palermo
Horario: lunes a jueves de 18:00 a 00:30, viernes y sábados de 12:00 a 02:30 y Domingos de 12:00 a 00:30.
Growlers y pintas de terceras marcas.

Growlers
Doblas 857, Caballito
Gurruchaga 1450, Palermo
Horario: martes, miércoles y domingos de 18:00 a 24:00, jueves de 18:00 a 01:00 y viernes y sábados de 18:00 a 02:00. Sólo en Palermo: sábado y domingo desde el mediodía.
Growlers y pintas de marcas propia y de terceros.

The Mula
Av. Alvarez Thomas 801, Colegiales
Horario: lunes a viernes 15:00 a 22:00. Sábados y domingos de 11:00 a 22:00.
Growlers y pets de marcas propia y de terceros.

One thought on “Growlers, una tendencia en alza en la ciudad de Buenos Aires

  1. Recargar un growler con el sistema de contrapresión, que es la manera correcta de cargar, impide que la cerveza entre en contacto con el oxígeno y se empiece a oxidar; cosa que no pasa al llenar en un bar y hay que consumir inmediatamente para no perder la calidad del producto. MAMMA BIRRA

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