AMAU: «la cerveza artesanal generó sitios gastronómicos de calidad»
En entrevista con PulsoCervecero, Carlos Lamarca compartió la historia de los inicios de la Asociación de Microcervecerías Artesanales del Uruguay (AMAU) y cómo se fueron expandiendo las cervecerías artesanales en el país vecino.
Carlos Lamarca, secretario de AMAU, explicó que las primeras cervecerías artesanales de Uruguay surgieron en el año 2008 y tuvieron origen en distintos sectores del interior del país. «De a poco se fueron posicionando. Ya a partir del 2013 hay una segunda camada, como un impulso más fuerte donde surgen una gran cantidad de cervecerías…como la segunda generación», así lo define Carlos.
Para ese entonces, él ya tenía su propio emprendimiento, Bimba Brüder. Habían arrancado en 2010 a hacer su propia cerveza y en 2013 se consolidaron y se pusieron a comercializar. Ese mismo año, con esa segunda generación de cervecerías, «empezamos a juntarnos entre cerveceros y ahí empezó la idea de generar AMAU. La asociación tiene su personería jurídica a partir del 2015», cuenta Lamarca.
«Se continuó trabajando, tuvimos años muy buenos donde no dábamos abasto para los requerimientos del mercado», relata Lamarca. «Después en esa efervescencia de la cerveza artesanal empezaron a surgir una cantidad impresionante de cervecerías. Ahí el mercado empezó a saturarse un poco más y ya comercializar la cerveza hoy en día no es como en esos años que te llamaban por teléfono para que les mandes cerveza, ahora tenemos que salir a buscarla nosotros».
En cuanto al consumidor y cliente, para el titular de AMAU «fue un logro que la gente conozca la cerveza artesanal porque una vez que la probas no volves atrás». Además, se refirió al cambio cultural que logró la cerveza artesanal en los bares de Uruguay: «Antes se lo tomaba al bar como un lugar antiguo, con un mostrador de mármol al que vas a tomar una caña. Con este nuevo mundo de la cerveza artesanal se generaron lugares gastronómicos de calidad».
Este logro, según Lamarca, «le sirve tanto al habitante de la ciudad y del barrio, como a los turistas». Y explica que «la gente se ha apropiado de esos bares, pasan a ser como hinchas de la cerveza y del lugar de trabajo porque tenes contacto directo con la gente y ellos ven el laburo que da hacer cerveza. Creo que eso genera una empatía que esta buena, una fidelidad del lado del cliente que a nosotros nos encanta».
«Hace 11 años que estamos haciendo cerveza y creo que no nos equivocamos en el camino que elegimos», concluye Lamarca.