En España, Arriaca participó de una cata histórica de cervezas
La cervecería española Arriaca participó de la jornada Divi Ceres. Cata científica sobre el consumo y la producción de cerveza a lo largo de la historia, un evento llevado a cabo en el castillo de Torrija, en Guadalajara.
Allí, un equipo arqueológico reprodujo varias cervezas del Neolítico y de la época romana según los métodos de producción de entonces, y concluyó con un análisis de la producción cervecera artesanal contemporánea de la mano de Arriaca.
El arqueólogo Manuel León Béjar, uno de los mayores especialistas de España, estuvo a cargo de la cata histórica de cervezas donde se introdujo a los presentes en la tecnología, consumo y producción de pan y de cerveza en la época del Neolítico, prerromana y romana.
La primera cata fue de hidromiel, una bebida que, explicaba León Béjar, «siempre se ha ligado a la cultura nórdica», pero «de la que tenemos constancia de que era una de las bebidas más interesantes a lo largo del Mediterráneo», con restos de su producción hallados también en la península Ibérica.
La hidromiel es una bebida fermentada elaborada con agua y miel, muy consumida en la antigüedad y que se considera desde algunos puntos de vista como la precursora de la cerveza. Posteriormente, y con la introducción de nuevos cultivos y costumbres en la época romana, “el vino le fue ganando terreno a la hidromiel».
Con unos 6.300 años de antigüedad y luego de análisis arqueológicos, se constataron evidencias de elaboración de cerveza en la cueva de Can Sadurní, en Buegues, en la provincia de Barcelona. Esto la convierte en la cerveza descubierta más antigua de Europa, según el arqueólogo.
“Nos tenemos que imaginar esa cerveza como un zumo de cebada, con partículas en suspensión”, señalaba el arqueólogo. “Hay que tener en cuenta que la cerveza era entonces una fuente de alimentación muy importante”.
Con aquellas premisas de elaboración del Neolítico, Manuel León y su equipo reprodujeron esa cerveza y la bautizaron Encantada. “En Encantada no aparece el lúpulo, sino que huele a pan, a cereal, con algún toque a frutos rojos”, señala León Béjar.
Esta cerveza neolítica posee artemisa, una planta que se utilizaba en aquella época como conservante, ya que por entonces no era conocido el lúpulo.
En cuanto a la cerveza ibero-romana, el arqueólogo explicó que “Los romanos bebían mucha cerveza. Incluso se importaba de otros lugares. No en vano, ya se había producido un importante avance respecto a épocas anteriores en procesos como el malteado o la fermentación».
En el caso de Hispania “había dos tipos de cerveza: caelia, con cebada, y ceria, que contenía trigo”. “También tenía cierto significado ritual”, puesto que incluso se tomaba “antes de las batallas”. Los presentes en el acto en Torija cataron «Artemisa», una cerveza elaborada según la costumbre ibero-romana de hace siglos.
Al finalizar la jornada científica de cerveza, se comparó el análisis y la cata de cervezas artesanales de la actualidad. De la mano de José Ángel Santiago y de Jesús León, cervecero y CEO de Arriaca, respectivamente, los presentes conocieron las características y situación del movimiento cervecero artesano que se ha producido en España en los últimos años, con el nacimiento de cientos de cerveceras de producción artesanal, como Arriaca.
“La apuesta de las grandes superficies por la cerveza artesana nacional nos ha permitido expandir la presencia a lo largo del país y queremos continuar con esta dinámica, puesto que con la ampliación en fábrica el incremento de la capacidad productiva y el control de calidad, estamos en condiciones de hacerlo”, apunta León.
La cata histórica se completó con la degustación de la Arriaca Rubia (Lager) y la Arriaca IPA, estilo en el que el lúpulo es el protagonista destacado y que supuso hasta un 74% de su producción total, incluyendo todas sus variedades lupuladas.