Un filtro para las artesanales
[Contenido patrocinado | Por: Sudamericana de Filtrado] En la filtración, siempre se trata de separar las partículas indeseadas, a través de un medio poroso, con el fin de lograr el fluido que queremos obtener.
En cada producto, los objetivos y las condiciones de filtración varían, por eso, es importante definir de antemano qué buscamos, cuál es el comportamiento del producto a filtrar, de acuerdo a las diferentes condiciones (presión temperatura, viscosidad, etc.), qué ciclos queremos filtrar, cuánto tiempo tenemos para hacerlo, qué tipo de impulsión vamos a utilizar y, de dónde, y hacia dónde, lo vamos a enviar.
Esta información permitirá definir cuál es el filtro más adecuado para el proceso y cuál sería el medio filtrante ideal para lograr el mejor resultado al menor costo posible. Para tener estos datos, Sudamericana de Filtrado ofrece un servicio de asesoramiento, con más de 50 años de experiencia, que se puede complementar con ensayos de laboratorio y de campo.
Las cervezas artesanales están en amplio crecimiento en el mundo y también en nuestro continente. Además, los cerveceros artesanales son entusiastas y autodidactas: buscan información en Internet o a través de consejos de otros cerveceros que comparten su información, creando un grupo de camaradería envidiable y digno de imitar.
Muchos proveedores, como esta empresa, comparten conocimientos con ellos, sacando experiencias que les permiten ayudar en la evolución de la producción.
En cuanto al filtrado de la cerveza, Sudamericana de Filtrado desarrolló equipos específicos para las distintas necesidades de las cervecerías artesanales: desde las que recién empiezan, con bajo volumen de producción, hasta las cervecerías de gran escala.
Es clave que cada cervecería tenga el filtro adecuado para su producción: tanto el equipo como el medio filtrante, ya que es éste el que va a definir la calidad de la filtración obtenida.
Una de las ventajas de Sudamericana de Filtrado es que ofrecen una solución integral: no solo los filtros, sino también los medios filtrantes. Y esto les da la experiencia para estar siempre al lado de los clientes dando cursos, haciendo visitas, contactos telefónicos, o a través de redes sociales, y, así, poder hacer ensayos. Por eso, buscan siempre soluciones más eficientes para poder ir mejorando y, luego, volcarlo al mercado.
Los cerveceros artesanales evolucionan día a día, y su crecimiento es vertiginoso, por lo que buscan comprar equipos que puedan perdurar en el tiempo y, así, estar preparados para poder afrontarlo. Sin embargo, opina Sudamericana de Filtrado:
“En el caso de los equipos de producción, y sobre todo en cuanto a los equipos de filtración, no es lo más adecuado, ya que, al estar dimensionados para volúmenes mayores y trabajar con producciones menores, cambian las condiciones de producción: se producen mermas superiores y pérdidas de cerveza importantes. Para poder solucionar este problema con los equipos de filtración, nuestra política es tomar los equipos usándolos como parte de pago en la compra del equipo siguiente, acompañando, de esta manera, el crecimiento y facilitando la inversión en el tiempo”.
De acuerdo con lo anterior, la pregunta es cómo elegir cuál es el mejor filtro para la producción
En primer lugar, por el tipo y cantidad de partículas a retener en una cerveza artesanal. Hay que descartar los filtros de efecto de superficie, donde la partícula pasa o no pasa, donde las características de la levadura partícula deformable harían que el filtro se tape muy rápidamente, haciendo al tipo de filtro ineficiente y costoso, como, por ejemplo, los filtros a cartuchos.
Tampoco son utilizables los filtros tangenciales, ya que, por su condición de operación, el líquido circula paralelo al medio filtrante y a medida que el producto se va filtrando, las partículas a retener se van concentrando y el filtro se limpia de manera automática.
El inconveniente es que la cerveza artesanal, por sus características, se concentra muy rápidamente y se debe limpiar, lo que hace que a medida que vamos avanzando en el ciclo, se pasa más tiempo limpiando el filtro que filtrando, alargando mucho, así, el tiempo de filtración con un aumento de costo excesivo.
Alguien podrá sugerir la compra de una centrífuga que separa las levaduras y, en muchos casos, la rompe por el efecto del giro, lo que obliga a incorporar un filtro a la salida de la misma para retener las levaduras rotas y lograr el éxito deseado. Este tipo de equipos se justificaría en las cervecerías con grandes volúmenes de producción para acelerar la liberación de tanques y aumento de producción.
Entonces, los filtros más adecuados para la filtración de cerveza artesanal son los filtros de profundidad, donde la retención de las partículas se realiza en el interior del medio filtrante, ya que, el mismo no es solo de superficie, sino que también es volumétrico, lo que permite retener un gran número de partículas.
Entre los filtros más comunes, de este tipo, se encuentran los “a placas” y los “a tierra”, la segunda pregunta que surge es: ¿cuál es la diferencia entre los dos tipos de filtros?
Las placas filtrantes son medios filtrantes estructurados realizados con celulosa, tierras diatomeas y resinas integradas entre sí que, de acuerdo a las diferentes proporciones de los mismos, tienen un rango de retención que va desde 15 micrones a 0,2 micrones, y se utilizan de acuerdo al tipo de cerveza que se busca. El caudal, en este caso, por m2, no debe superar los 250 l/h. Son ideales para ser usadas en casi todo tipo de cervecerías chicas, medianas y grandes. También son útiles cuando se pretenden esterilizar cervezas no pasteurizadas por calor, inclusive como filtro final, en los casos en que se utiliza el filtro a tierras.
El filtro a tierras es el filtro por excelencia en las cervecerías industriales, donde los volúmenes a filtrar por ciclo son muy grandes y, por las características de la producción, se requiere una filtración rápida. A diferencia de la placa filtrante, el medio filtrante se va realizando durante la filtración y su retención depende de la mezcla de tierras filtrantes que se utilizan, que no siempre es la misma. El manejo de este tipo de filtros requiere una atención mayor del operador. Además, el caudal es de 600 l/h/m2 y no se llegan a lograr calidades de filtración, ni de abrillantamiento, ni de esterilización, que se consiguen con placas filtrantes que siempre requieren un filtro de seguridad a la salida.
Una vez definido el tipo de filtro, hay que hacer la siguiente pregunta: ¿cuál es el filtro que necesitamos para nuestra producción?
Por lo general las cervecerías comienzan con cocimientos de 300 L a 600 L, con tanques de 1500 L. Para este tipo de cervecerías el ideal es el Minifiltro BP, que está construido totalmente en polipropileno, con cierres y accesorios en acero inoxidable, con una capacidad máxima de 9 platos de polipropileno de 40x40cm. El filtro siguiente para producciones, que duplican las anteriores e incluso un poco superiores, es el C40. Es cerrado y permite realizar filtraciones con diferentes medios filtrantes: placas, mallas metálicas o telas, ya sea solas como combinadas con Ayuda Filtrante: Precapa, Tierras o Perlitas.
Por último, en esta línea de filtros a placas, el mayor de la línea, para cervecerías artesanales, es el filtro BI. Es versátil y permite ser usado con distinta cantidad de placas filtrantes de acuerdo a la calidad de filtración y al caudal a filtrar.
Cuando la producción justifica utilizar un filtro a tierras, el mismo no debería ser menor a 5 m2, donde los ciclos sean, por lo menos, de 12000 litros de las cervezas principales o de 8 o 12 m2 de acuerdo a los ciclos a filtrar. Además, deberán ser de platos horizontales, que permitan filtrar más de un tipo de cerveza sin crear interfaces entre dos tipos.