Klaus Leibrecht (segundo desde la derecha), junto con su padre Alfredo y sus hijos Andrés y Franco.

«Comenzamos a cambiar la idea de que el lúpulo importado es mejor»; Klaus Leibrecht de Lúpulos Patagónicos

La revolución de la cerveza artesanal, en plena marcha en el mundo y también en Argentina, no alcanza solamente a cervecerías y bares, sino que es mucho más profunda, abrazando también a proveedores y hasta incluso a los productores de los insumos básicos. Por caso, si bien en Estados Unidos la participación de mercado de la cerveza artesanal ronda el 15 por ciento del total del mercado cervecero, los productores artesanales absorben cerca del 50 por ciento del consumo de lúpulo de la industria, explica Klaus Leibrecht, gerente general de Lúpulos Patagónicos, un productor de El Bolsón, en la provincia de Río Negro. “en Argentina los números no son iguales, pero la tendencia es la misma”, apunta.

A Lúpulos Patagónicos, la revolución de la cerveza artesanal le permitió revivir un negocio que, por causa de los precios que se manejan en el mercado de las cervecerías industriales, estaba luchando por la subsistencia, pasando a una empresa que ahora ha podido incorporar tecnología, maquinaria e innovación, elementos clave para aprovechar al máximo un cultivo de tipo intensivo como lo es el lúpulo, donde además la calidad tiene un papel decisivo. Así, hoy Lúpulos Argentinos puede permitirse innovaciones como el desarrollo de un nuevo tipo de pellet que conserva mejor los aceites y aromas, e incluso el desarrollo y patentamiento de variedades nuevas, como su reciente Patagonia Red.

PulsoCervecero.com: Usted señaló recientemente que, gracias a la cervecería artesanal, Lúpulos Patagónicos pudo implementar nuevas tecnologías y maquinarias a los procesos de producción. Específicamente, ¿Qué cambios pudo introducir en la empresa?

Klaus Leibrecht: Desde que comenzamos a realizar venta a la cervecería artesanal, hemos planificado siempre mejorar la calidad de nuestros productos ya que anteriormente nuestro lúpulo era vendido a la industria cervecera, con el paso de los años, cada vez más cerveceros artesanales requerían de nuestro producto hasta que llegamos hoy a vender todo nuestro stock a la cervecería artesanal argentina.

Gracias a ello e impulsado por la nueva brecha de negociación a una venta minorista y que aprecia el valor y la calidad del lúpulo que producimos invertimos en ciencia, tecnología e innovación de maquinarias para mejorar la calidad desde proyectos de investigación dedicados al estudio del lúpulo a nuevas adquisiciones de renovación de maquinarias e implementos que nos ayudan en el campo y en el proceso de secado y almacenamiento.

Dentro de las mejoras, se destacan el diseño y fabricación de una pelletizadora hecha especialmente para lúpulo, la cual está controlada electrónicamente para que todo el proceso cumpla con los estándares de calidad mundiales e incluso mejores que éstos.

Si bien uno puede seguir lineamientos de países como Alemania o Estados Unidos, que son líderes en el mercado, nosotros también innovamos. Éste es el caso de nuestro pellet, que trata de no ser tan compacto como lo es tradicionalmente, sino de tener la consistencia mínima para que mantenga la forma. De esta manera, el pellet no está expuesto a altas temperaturas y esto mejora sustancialmente la cantidad de aceites y aromas finales.

 

PulsoCervecero.com: ¿En qué otros ámbitos está trabajando hoy Lúpulos Patagónicos?

Klaus Leibrecht: Desde hace unos años trabajamos en la multiplicación y patentamiento de variedades nuevas, orientadas a que tengan rasgos más aromáticos, que hoy es la tendencia de demanda del sector cervecero artesanal.

Tenemos una nueva variedad en producción llamada “Patagonia Red”, que tiene un perfil muy aromático, baja en ácidos alfas y particularmente su cono es rojo. Tiene notas a frutales. Además tenemos otras variedades propias en desarrollo y en producción algunas ya conocidas pero que no se estaban cultivando en la Argentina. El resultado no es el mismo al del lugar de origen, por lo que tienen un terroir distinto que las caracteriza.

 

PulsoCervecero.com: Considerando que la cervecería artesanal actualmente representa aproximadamente el 1% del volumen cervecero en el país, ¿cómo ve las perspectivas de crecimiento para el lúpulo en Argentina, en términos de volumen y diversidad de variedades?

Klaus Leibrecht: El lúpulo es un cultivo extremadamente intensivo. Para el 2016, según el Reporte Anual de Barth Haas Group, habían plantadas poco más de 50.000 hectáreas en todo el mundo. Si uno lo compara con otros cultivos como por ejemplo el trigo, ve que el lúpulo es muy pequeño y si bien parece poco, es suficiente para la actual demanda. Algo que sí sucede es que algunas variedades son más buscadas que otras, por lo que se hacen reconversiones del terreno existente.

En la Argentina, el valor de la hectárea de tierra en los lugares propicios para que el lúpulo crezca es muy alto, esta es la principal barrera que encontramos. Luego tenemos los costos de las maquinarias y la infraestructura, que son también muy elevados ya que es maquinaria fabricada en el extranjero. El período de retorno de la inversión hoy ronda los 18 años.

La realidad es que hoy, después de 35 años, gracias a mi padre que tuvo una visión de este cultivo y de feroces negociaciones por el precio con la industria, podemos estar hablando de este nuevo modelo de mercado.

 

PulsoCervecero.com: ¿Cómo ve la actualidad de la cadena de distribución de insumos para microcervecerías y cerveceros caseros en el país?

Klaus Leibrecht: Todos los días se abre una cervecería en algún lugar del país. Quizás logísticamente haya lugares en donde se haga más difícil llegar o se tarde más tiempo. Todos sabemos que la temperatura es un enemigo del lúpulo, y el transporte es algo que hay que aceitar y pulir. Más aún cuando la cervecería ya es un cliente fijo de todos los años.

Con respecto a los distribuidores, creemos que son muy necesarios para llegar a todos los puntos del país. Ayudan a bajar los costos de envío, y por sobre todo, es más rápido para abastecerse.

En el caso de los cerveceros caseros, a ellos les resulta mucho más útil ir a un local que tiene todos los insumos que pedir a cada proveedor que le envíe cada uno de los ingredientes. Más aún si es un hobby y se juntan espontáneamente con otros homebrewers a cocinar.

 

PulsoCervecero.com: ¿Qué impacto tienen los cerveceros caseros en el mercado nacional/internacional de lúpulo?

Klaus Leibrecht: Hoy en día, en Estados Unidos el consumo de cerveza artesanal supera el 15% del mercado, pero consumen el 50 por ciento del lúpulo. Esto no es un dato menor, ya que en Argentina si bien los números no son iguales, la tendencia es la misma. Además, si tenemos en cuenta que el estilo más buscado es la IPA, que es muy lupulada, esto hace que cambie los porcentajes de venta de lúpulo en todo el mundo.

Además hay que tener en cuenta que todas las cervecerías artesanales que vemos hoy empezaron siendo homebrewers, por lo que el enfoque lo tenemos que tener tanto en los hombrewers como en las cervecerías ya establecidas. Yo, personalmente, creo también que los nuevos estilos que aparecen nacen primero en las casas y luego migran a los bares.

 

PulsoCervecero.com: ¿Qué perspectivas ofrece la región para la exportación, considerando la ubicación geográfica privilegiada de Argentina para la producción de lúpulo?

Klaus Leibrecht: Nosotros desde la chacra hemos exportado a Inglaterra anteriormente. Fue un proceso bastante arduo porque tuvimos que demostrar que nuestro lúpulo cumplía con la ley de la Comunidad Europea que decía “…todo lúpulo que ingrese a los países miembros, debía ser mejor o a lo sumo de igual calidad que el lúpulo que se produce localmente en la Comunidad…”. Finalmente lo logramos, fue más complicado la parte burocrática que la parte de calidad, porque está ya la cumplíamos afortunadamente por sobre los estándares.

Actualmente, nosotros vemos más viable colocar nuestra producción en el país y los países limítrofes que exportar toda la producción afuera.

 

PulsoCervecero.com: ¿Cómo es visto el lúpulo argentino a nivel internacional?

Klaus Leibrecht: Lamentablemente siempre tuvo mala fama por la manera en que la gente lo producía y procesaba.  Hoy en día, y ya hace unos años, nosotros comenzamos a cambiar esa idea de que el “lúpulo importado es mejor”. Creo que son cosas distintas. Antes, te decían que el Cascade Argentino era malo porque no era igual al americano, pero es simplemente distinto. Como si fuera otra variedad con su propio “terroir”.

Hubo que trabajar mucho desde la parte técnica, sin dudas. Ahora, cuando cosechamos, tenemos menos del 2 por ciento de hojas presente. Uno prefiere cuidar la calidad y desechar conos (que es lo que sirve) para no tener hojas dentro del producto final.

La realidad es que el lúpulo argentino todavía no está posicionado en el mundo. Tenemos que entender que en Alemania, por ejemplo, el lúpulo viene siendo cultivado hace muchísimos años, incluso siglos y porqué no, milenios.

Igualmente, el lúpulo argentino tiene potencial. Apostamos fuertemente a las variedades propias y que éstas sean las que marquen tendencia en el futuro y caractericen a la cerveza argentina.


Foto: Klaus Leibrecht (segundo desde la derecha), junto con su padre Alfredo y sus hijos Andrés y Franco. 

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